En su intento por llegar hasta la Medusa, PERSEO no estaba totalmente solo. Minerva le cedió su escudo; Mercurio, sus zapatos alados y una espada de diamante; Plutón, un casco que le hacía invisible. Armado con tan poderosas defensas logró que las Gracias, hermanas de las Gorgonas, revelaran el lugar donde residía medusa. Hasta allí llegó. Conocedor de que quien mirara directamente los ojos de la Gorgona, quedaría convertido en piedra, la observó a través del escudo y empuñando la espada, de un solo tajo le cortó la cabeza. Del cuerpo de la Medusa emergieron un monstruo y el caballo alado conocido como ‘Pegaso’.