CARLOS MARIO URIBE ÁLVAREZ
EL PEZ ROJO
(Editorial La Nave de Papel, 2019)
(Editorial La Nave de Papel, 2019)
POEMAS
(rincones
donde los espejos hablan con el sol)
Líquida
eres entre las crestas de la construcción,
esparcida
como ácido, adquieres pátina de mensaje
iluminado,
vuelves
los avenidas atajo de gatos, navíos y neutrinos,
regresas
revoltijo de arbustos y tierra, manos y
Tango Feroz,
destrozando
el tiempo como una niña.
Desnuda
eres como una nube, y desde tu estatura
me miras.
Tibia
Salamandra anidas el rincón donde los espejos
hablan con el sol
y
el agua secreta de tu silencio danza con los misterios más simples.
Agua
temporal convertida en felinos ecos,
almanaque
estanco a un equinoccio telúrico y poético,
día
que no quiere acabar, mes que no cambia,
porque
lo soñaste así, entre la danza
de tu cuerpo y el mío.
(Corredor
Polaco)
Puñal
de celeste cemento
guardado
por ángeles de piedra y santos con todos
los nombres.
Puñal
ignorado por los siglos,
arroja
su lágrima no de sangre, no de tiempo.
Puñal
enterrado por el miedo en la piel más
profunda de la casta,
acariciado
por el fuego y la niebla, y horadado por
el pico de las palomas.
Puñal
de la moral cristiana,
tonada
horaria del Ave María, profundizando
sueño y suplicio.
Mirad
hacía abajo mujeres y hombres:
aquellos
que deambulan la eterna carrera 23 no
son palomas,
no
son fantasmas en la niebla,
son
lágrimas desaladas y sin sal llorando su danza.
Al
fin alguien mira desde la altura…
¡milagros de la poesía para salvarnos!
(Guacamaya / Martín Rodas / 2019)
(en
éstas letras vivo)
Mis
nudillos están cicatrizados,
borradas
las líneas de mis manos.
Los
caminos han sido recorridos,
perdidas
quedan las bitácoras.
Portones
en la roca y el río,
en
los árboles y en la ceniza de la noche.
Aduanas
y aldabas y fallebas y trancas y llaves y
circuitos,
abiertos
y vueltos a cerrar en busca de un rincón,
ciegos
a mansalva de las negociaciones del cuerpo.
Tanta
letra, tanto odio, tanta ala, tanta piedrecilla
ignorada,
perdiendo
el todo por la nada de un descanso bajo
mi nuca.
Y
el instante y la palabra más sencilla:
la
de la abuela y el padre,
descansando
bajo mi lengua, tan cerca,
junto
a mi pecho, tan digna,
son
la casa de mi paz que surge ahora que esto
escribo
en
la fundación de todos mis descansos…
¡En éstas letras vivo!
(certificado
de humanidad)
En
la altura más bella de la ciudad alta
entre
los ramajes de un árbol anciano,
atado
a la tierra sobre el abismo,
me
contaste tu historia.
La
tierra me decía que era cierta
me
decías que la hacía cierta que tú me la contaras,
que
tenías un pergamino de humanidad
que
certificaba tu paso por el mundo.
No
creo que lo merezca
pero siempre te he pedí uno de esos.
(dibujos
prometidos)
Mis
primeros y últimos sueños
son
vuelo frenético sobre abismos de mi país
personal.
Sé
que sueño y que vuelo, sé que te lo relato,
sé
que no te volverás a repetir.
Por
eso te dibujo en mi pared oscura
apenas
iluminada por la niebla.
Tu
recuerdo, tu paseo transversal por mi vida
es
ahora amores, canciones, memorias y rasguños.
Si
te puedo volver a encontrar,
si te veo… me equivocaría otra vez.
(terremotos
en los zapatos)
Subir
la alta ciudad era remontar sobre un barco
agitado
cuyo
mar era una noche con las manos atadas,
era
soportar terremotos que sólo nosotros
percibíamos,
entre
muchedumbres embadurnadas por soledad y
miedo.
El
espejo de mis ojos no reflejaba tu imagen ni el
tuyo la mía.
“¿Qué
pasará cuando los espejos no reflejen nuestra imagen?”
nos
habíamos preguntado:
despertaremos te dije.
Te digo.
(Pájaro / Martín Rodas / 2019)
(alta
traición)
Era
alta, era muy alta la montaña
donde
pastoreamos estrellas,
era
honda, muy honda la tierra
donde
raíces de árboles eternos
abrevaban
el sudor de nuestra piel.
Pero
la sangre se tornó helio
y
las alturas nos mareaban.
El
plano cartesiano volvió a nuestras manos
que
dejaron de trenzar magias con las curvas
del camino.
Mateo
que era un te amo
volvió
a ser un nombre gris, un evangelio.
Los
encuentros en Manhattan, Suiza,
Chipre, Bávara y Sorrento
son
ahora una colección de países soñados.
Y
las tortugas (Casiopea en tu baño)
ya
andaban con codicia de cronómetro.
Un
cruce de caminos fue indicio
de las despedidas por venir.
(lluvias como balas)
Hubo
un tiempo en que no existió el miedo,
era bello correr entre las balas
y
las heridas se abrían cual bocas y besos
y
los misterios más finos se apresuraban
a ser nuestros amigos.
Pero
el universo nos pasó su factura
su
impagable letra que cambio por un jaque
o por otro equinoccio.
Mis
amigos y mis canciones gritaban
y
sacudían mis ropajes para que despertara
(pero ya lo sabía)
y
prolongué el suplicio cosiéndome
los párpados al sueño
con
anzuelos tomados de la infancia.
Ya saben
ustedes el nombre de ese sueño.
(tan
sin fin…)
Veíamos
pájaros en las piedras,
acertijos en las nubes,
tortugas
que giraban hacía agujeros negros.
Pero
como decía antes o después, ya no sé,
empezó
a faltar el aire y la cordura,
se
tornaron petróleo el vino y caos las palabras,
Tiranos
Melancólicos suplantaron nuestras sombras.
Tal
vez fue mi ángel o el tuyo
tal
vez aún debemos sobrevivir
a
estas noches y a estos días,
tan
irrecuperables,
tan
hermosos,
tan sin fin…
(faltaba
un río, se ahogaba un pez)
Faltaba
un río para el Pez Rojo
que nació del frío.
Un
río cálido, un olvido total de la palabra,
unas
aguas que navegar hacía la huída,
un
fluido de nubes enclaustradas, un delirio.
Faltaba
un tiempo donde colgar la muerte
un
árbol con raíces de coral, un libro eterno.
Todos
los tiempos son río y viceversa,
por
este fluyen una nave de papel y una botella
con
mercurio como mensaje entre las venas.
Ve
pues, navega,
sé
feliz en sus aguas,
no
regreses,
sé feliz.
CARLOS MARIO URIBE ÁLVAREZ
Poeta.
Es Director de la Fundación Cultural "La nave de papel" y
fundador-promotor de la ‘Semana Mundial de la poesía’, el 'Salón Nacional de
Poesía Visual' y la 'Feria del Libro y las Letras' en Manizales.
Ha
publicado: Final del viaje (1999),
Derivas del cuerpo (2016) y El pez Rojo (2018).
Entre
sus distinciones se encuentran: Premio Internacional: La Memoria de nuestros
pueblos: homenaje a los poetas de la calle” (2014). Premio Nacional de Poesía
“Carlos Héctor Trejos” (Riosucio, 2003). Finalista IV Concurso Ángel
Ganivet (Países Bajos, 2010). Premio Departamental de Poesía Cámara de
Comercio (Manizales, 1999). Finalista Premio Casa de Poesía “Fernando
Mejía Mejía” (Manizales, 1991).