miércoles, 13 de marzo de 2013

PASAJERA 1

MARIELA MAHECHA



A la estudiante universitaria MARIELA MAHECHA, nos le cruzamos en su tiempo y obligaciones para conocer sus textos. El primero que leerá obtuvo un premio hace pocos días en la Universidad de Caldas.


EMPÍRICO

El poeta empírico es aquel que le pidió a la luna
dos días a la semana para hablar de amor.
A los poetas malditos, cuatro poemas para recitar en la tertulia del viernes.
Y al día, varios minutos de sobra para no pensar en nada
El poeta empírico fue el que leyó libros que nunca supo de quien eran
Y dijo cosas que jamás supo quien las escribió
No se acordó de fechas.
Ni siguiera tuvo musa.
Pero cuando habló convenció.
El poeta empírico siempre tuvo una pregunta,
algo sin decir, algo sin hacer.
Pasó por Asunción Silva,
Se atormentó con Miró,
Discutió con Benedetti,
Se fascinó con Pizarnik.
El poeta empírico tomó prestado a la filosofía
Dos o tres filósofos para enredarse la vida,
A preferencia existencialistas.
Y pensó y repasó las formas del suicidio
Hasta quedarse dormido con la última cerveza.
El poeta empírico visitó a los muertos,
Lo hirieron las noticias,
Lloró y lloró solo.
Publicó tres poemas, escribió por ejercicio,
Y asimismo lo dejó y volvió como un vicio.
Pasó tardes sentado escuchando a los otros
Sin nada que decir.
Pensó en Foucault: cómo lo hizo.
En Nietzsche: cómo lo logró.
Pensó en la muchacha que sirvió los tintos.
El poeta empírico no es silencio, es sonido xxxx
El dibujo, la fotografía, el cine, los buenos cuentos de niños,
las figuras del amor.
Se sintió desgraciado, solo, triste, abrumado, desesperado, loco.
Fue cobarde, mentiroso.
El poeta empírico quedó en silencio frente al espejo .
Amó los cuerpos todos como uno.
No creó límites ni exigencias, suspiró.
Quiso más, fue.
El poeta empírico no salió de casa.
Cocinó, perdido, el olor de las palabras.
Caminó bajo la lluvia, se enamoró cien veces.
Se embriagó, quedó anonadado como los niños.
Cuando descubrió que era adulto
Se sintió pequeño mirando a los otros:
Tan grandes, tan inteligentes, tan fanfarrones, tan racionales
Y él, solo, se sintió tan desconcertado que escribió tres libros,
Ganó dos premios, se volvió monógamo, crédulo.
Dejó de ser, poeta empírico.

***

Bellamente en reposo sus cabellos se agitan
Quedando en silencio.
Profunda como si fuera la roca,
Esa que nunca se mueve, quieta, muy quieta,
Se convierte en el instante del silencio
Que se repite y se repite como un sonido intenso,
Donde alcanza eso que aún no conocemos.
Como una piedra que nunca se movió
Ni contó la historia ni dijo nada.
Que no mostró una imagen ni observó.
Fue ese el momento,
Fue ese el encanto de la tristeza perdida.
Se perdió entonces, dejó de creer.
Y aquello que se llamó fe se perdió
Y ya no más.

ESCUCHE A MARIELA: