jueves, 27 de octubre de 2011
IVÁN COCHERÍN (Marmato 1909, Manizales 1982)
UNA PIPA
- Yo tengo una pipa, es una pipa de vagabundo de puerto, de lobo de mar, de atorrante. Cuando el viento peina sus cabellos híspidos con sus garfios de acero, se inicia un silencio de asombros grises en la carretera cribada de piedras y de barro que salpica las paredes blancas de las casas de los pobres, donde miden su vuelo redondo chapolas desteñidas.
Esta mi pipa es arrogante como la chimenea de los barcos, como las seis y media de la mañana en las fábricas, como el bostezo pétreo de las minas de carbón, como la boca de una pistola que humea junto al cadáver de una mujer de pelo rojo. Es una pipa violenta como para un discípulo de Miguel Bakunine. No es la pipa de ridícula humildad de los vendedores de baratijas o los mendigos de las calles céntricas.
Mi pipa tiene el calor taciturno de los vinos añejos y la costra querida de los grandes toneles.
Pipa trashumante que vigiló en Dakar la dislocada borrachera de una bailarina que tenía el esqueleto forrado en betún; se nutrió de opio en Nanking, absorbió marihuana en Tampico, y ahumó los colmillos de un marinero que murió de escorbuto en un barco noruego y que rechazaron los tiburones porque su carne tenía un terrible amargor a tabaco.
Pipa trashumante, recuerdo muy bien, me la obsequió un marinero con la cara llena de pecas, una noche que en un suburbio de Cartagena le pagué sus tandas de ron. –Guárdela usted, me dijo, porque esta mía tiene historia marítima. Me la dio en Chile el capitán de un barco chino a cambio de siete gramos de coca; me la dio con su historia.
Me decía el capitán del barco chino que la había encontrado en la maleta de un cocinero ruso, que en una media noche del mar nórdico, mareado de vodka y de tabaco, se había arrojado desde un mástil, mientras que las hélices del barco peinaban las aguas produciendo un son de balalaika.
En tanto que el marino holandés me contaba la historia de esta pipa, un hilito gris se escapaba por su boca, en tierra firme, como solicitando un espacio en el mar.
(De la novela: Al chinchorro le han caído estrellas,1975)