sábado, 30 de abril de 2011

BABELIANTE INVITADO - 4

JORGE LUIS BORGES Y ADOLFO BIOY-CASARES



Como es usual en nuestra Babelia las voces propias y ajenas le dan inesperados vuelcos y sentidos a este tránsito.
JAIRO HERNÁN URIBE M., babeliante guía, se propone enseguida ponernos en contacto con una breve muestra de la cuentística universal.


Del libro “Cuentos breves y extraordinarios”, una antología de BORGES Y BIOY CASARES, los siguientes relatos.

TEMOR DE LA CÓLERA ( Ah’med el Qalyubi - Nanadir)

En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre y se arrodilló sobre su pecho para decapitarlo. El hombre le escupió en la cara. Alí se incorporó y lo dejó. Cuando le preguntaron por qué había hecho eso, respondió:
-Me escupió en la cara y temí matarlo estando yo enojado. Sólo quiero matar a mis enemigos estando puro ante Dios.

NOSCE TE IPSUM ( Fergus Nicholson - Antología de espejos-Edimburgo, 1917)

Al Mhadi cercaba con sus hordas a Khartum, defendida por el general Gordon. Hubo enemigos que se pasaron a la ciudad sitiada. Gordon los recibía uno por uno y les indicaba un espejo para que se miraran. Le parecía justo que un hombre conociera su cara antes de morir.


EL CIELO GANADO (Gabriel Cristián Taboada – Buenso Aires, 1972)

El día del Juicio Final, Dios juzga a todos y a cada uno de los hombres.
Cuando llama a Manuel Cruz, le dice:
-Hombre de poca fe. No creíste en mí. Por eso no entrarás en el paraíso.
-Oh señor -contesta Cruz- es verdad que mi fe no ha sido mucha. Nunca he creído en Vos, pero siempre te he imaginado.
Tras escucharlo, Dios responde:
-Bien, hijo mío, entrarás en el cielo; mas no tendrás nunca la certeza de hallarte en él.

AUREA MEDIOCRITAS (Tallemant Des Réaux – Les Historiettes, XXIX)

Malherbe no estaba muy seguro de que hubiera otra vida, y decía cuando le hablaban del infierno o del paraíso: “He vivido como todos, quiero morir como todos, quiero ir donde van todos”.

DE LA MODERACIÓN EN LOS MILAGROS
( John Wisdom - Multum y Parvo / Philadelphia,1920)


Parece que Bertrand Russell recordaba siempre la anécdota de Anatole France en Lourdes; al ver en la gruta amontonadas muletas y anteojos, France preguntó:
-¿Cómo? ¿Y no hay piernas artificiales?