sábado, 30 de abril de 2011

BABELIANTE INVITADO - 1

FLOBERT ZAPATA ARIAS



Amor, vida y muerte, heridas fundamentales de la existencia y razones de la literatura, atraen otro amigo de nuestra Babelia. Y es precisamente la muerte con la que se entromete FLOBERT ZAPATA ARIAS. Muerte de la que nos permite escuchar los siguientes trozos.


De ATAÚD TALLADO A MANO :

1

Siempre dormí muy mal.
Después de muerto,
seguro seguiré durmiendo mal.
Seré un mal muerto,
seré un muerto cansado.
Nada me preocupa de la muerte,
excepto esta certeza
de que voy a seguir durmiendo mal.

2

INFARTO
Nos entregan la muerte a pedacitos.
No queda otro camino
que recibir la muerte a pedacitos.
Pedacitos de hoy en codicia y afanes.
Pedacitos de ayer en genes de fatiga y de terror.
Mañana en pedacitos siempre azules,
con un fondo de piano en primavera.
Pedacitos dinámicos: meditas en el fin.
Pedacitos estáticos:
foto del padre muerto que sonríe.
Pedacitos con cáncer.
Pedacitos noticias:
la muerte de un amigo.
Pedacitos ardientes de lujuria o dinero.
Pedacitos de amor
recubiertos con dulce chocolate,
y calaveras dentro, algunos.
Pedacitos de gloria
con sangre y con heridas o facturas de compra.
Nos entregan la muerte a pedacitos
y a veces nos la entregan toda junta.

8

Tan cruel la vanidad, tan amarga la envidia.
Y mirar lo que somos:
huesitos con recuerdos.
Huesitos en joyeros de forma tan sencilla,
que más tarde serán
huesitos sin recuerdos.
Que más tarde serán
—en documentos fríos—
recuerdos sin huesitos.
Que luego serán nada.
Eso somos no más.
Huesitos que serán
trasplantados a cajas de madera
y luego a cofrecitos de la tierra.
Huesitos con memoria.
Es toda nuestra esencia,
envidia cruel y vanidad amarga.

147

Uno aprende a vivir
justo cuando no vale ya la pena.
Cuando las tripas
y la cabeza empiezan a agrietarse
y en dolor se resuelven y en sevicia.
Y los sueños disputan un hueco en el establo
junto al heno podrido y al estiércol.
Y el débil apellido no es cantado
por una bella chica que se ducha.
Y las cartas repiten
y repiten lo mismo hasta la nieve.
Cuando la infancia es
villancico con hongos.
Y se maldice mucho y se acepta
que el engaño posee su pervertido encanto.
Y la dulce mascota lo muerde en una pierna
o le orina la ropa.
Y la moda es dejar
la vida por sorpresas secundarias.
Y un obrero martilla
sobre un férreo muro, y cefalalgia.
Y la última mujer del universo
vive enseguida del aeropuerto
y ha preferido el cementerio a mi duda.
Y son las diez y el ocre de la terca mañana
es un insecticida para pulgas.
Uno aprende a vivir
exactamente dos años después de muerto.


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