jueves, 15 de julio de 2010

LUNFARDO - 5




A través de generaciones el LUNFARDO obtuvo su permanencia y se incorporó a casi todas las expresiones culturales: teatro, literatura y, desde luego, canciones y letras de tangos. Desde 1916 el lunfardo estuvo presente en los Versos Rantifusos, de Felipe Fernández, “Yacaré”; en 1928 se difundió con Semos Hermanos, de Dante A. Linyera y La Crencha Engrasada de Carlos de la Púa; y en 1929 apareció en Chapaleando Barro, de Celedonio Flores. Desde esa época hasta hoy, la vigencia del Lunfardo se debió, en buena medida, a su constante sesgo humorístico y a su porte histriónico y caricaturesco. Su permanencia en el tiempo se debe, además, a que no sólo es un lenguaje marginal y secreto sino que terminó volviéndose una forma de vida.