Luis Soler, en su libro Orígenes de la literatura lunfarda, aclara que “cuando se dice que un individuo habla o escribe LUNFARDO, se quiere dar a entender que ese individuo se expresa en los moldes y con los mecanismos propios del castellano, pero que apela con preferencia a los giros y vocablos de origen o circulación lunfarda”.
Eduardo Pérsico, a su vez, define EL LUNFARDO como “una conversación entre dos sin que se entere un tercero”. Definición que agrega al hecho lingüístico un hecho fundamental: el que se trata de una jerga en la que imperan los juego de simulación y los dobles significados.