martes, 19 de enero de 2010

BABELIANTE INVITADO - 2

GERMÁN GONZÁLEZ V.





Para todos aquellos que, sin remordimientos, han experimentado el intenso placer de elevar sus pensamientos y deseos entre las nubes de un buen cigarrillo, GERMÁN GONZÁLEZ, babeliante activo y experto en estas disciplinas, les ofrece el siguiente texto vindicativo.

Del libro, La importancia de vivir de Lin Yutang, EL ARTE DE FUMAR:

“El mundo se divide hoy en fumadores y no fumadores. Es cierto que los fumadores causan alguna molestia a los no fumadores, pero tal molestia es física, en tanto que la molestia que los no fumadores causan a los fumadores es espiritual. Hay, claro está, muchos no fumadores que no tratan de entrometerse con los fumadores, y se puede adiestrar a las esposas hasta que toleren que sus maridos fumen en cama; este es el signo más seguro de un matrimonio feliz y afortunado.
Se presume a veces sin embargo que los no fumadores son moralmente superiores y que tienen algo de que enorgullecerse, sin comprender que les falta uno de los grandes placeres de la humanidad. Estoy dispuesto a admitir que fumar es una debilidad moral, pero por otra parte debemos precavernos del hombre sin debilidades morales; no se puede confiar en él, es fácil que sea siempre sobrio y no cometa un solo error, seguramente sus costumbres han de ser regulares, su existencia más mecánica y su cabeza mantendrá siempre la supremacía sobre su corazón. Los beneficios morales y espirituales no han sido apreciados jamás por estas almas correctas y rígidas e inemotivas y poco poéticas.
Pero como los fumadores somos atacados generalmente por el aspecto moral y no el artístico, debo empezar con una defensa de la moral del fumador que es en conjunto más alta que la del no fumador.
El hombre que tiene una pipa en la boca es el hombre que atrae mi corazón. Es más afable, más sociable, tiene más indiscreciones íntimas que revelar y a veces es muy brillante en la conversación y de cualquier modo se me ocurre que gusta de mí tanto como yo gusto de él. Estoy en un todo de acuerdo de Thaqueray, que escribió: "La pipa extrae sabiduría de los labios del filósofo y cierra la boca del tonto; genera un estilo de conversación que es contemplativo, pensativo, benevolente y llano".
Un fumador puede tener la uñas más sucias pero esto no importa cuando su corazón es cálido; y de cualquier manera un estilo de conversación contemplativo, pensativo, benevolente y llano es algo tan raro que uno está dispuesto a pagar alto precio por gozarlo. Y, lo más importante, un hombre que tiene una pipa en la boca es siempre feliz, y al fin y al cabo la felicidad es la más grande de las virtudes morales. Maggin dice que "ningún fumador de cigarros se ha suicidado jamás", y es aún más cierto que ningún fumador de pipa disputa jamás con su esposa. La razón es perfectamente clara: no se puede tener una pipa entre los dientes y gritar a la vez a todo lo que da la voz. Lo que ocurre cuando un marido fumador se enoja, es que enciende inmediatamente un cigarrillo o una pipa y queda malhumorado. Pero no le durará mucho. Porque su emoción ha encontrado ya un escape, y aunque quiera seguir pareciendo enojado no puede hacerlo porque el suave humo de la pipa es demasiado agradable y calmante, y al dejar escapar el humo también parece que deja salir, aliento tras aliento, su furor almacenado”.


ESCUCHE A GERMÁN GONZÁLEZ :