JOSÉ MARTÍN RODAS V.
Babeliante pintor y babeliante caricaturista, tanto en sus dibujos como en sus escritos, JOSÉ MARTÍN RODAS abandona un momento su elemento natural y nos hace partícipes de sus encuentros, inéditos, con la poesía.
PERDIDA
Me dices: perdida
Sí, soy una perdida
Y tus palabras extraviadas
Se convierten en los únicos indicios que tengo
Para buscarte en los recónditos y oscuros laberintos de tu corazón.
RABIA
Una rabia líquida ahoga mi cuerpo
Inunda mis venas, mi corazón, mi cerebro
Y luego, cuando voy a reventar,
Se chorrea lentamente, cristalina, aterradora y fría
Por las comisuras de mis ojos
Que claman desesperadamente
Arrojar tu recuerdo al olvido.
AUSENCIA
Hoy te alejas de mí
Hoy, como un barco a la deriva,
Navegas solitaria en la incertidumbre de la existencia
Algún día, no lo olvides,
Fui tu capitán enamorado
Y tus velas se hinchaban tanto como mi corazón.
Hoy, abandonado en esta isla solitaria,
Escribo la última carta,
Tiro al mar la última botella
Para el último y único gran amor de mi vida.
LA CARTA
El cartero buscó en el fondo de su mochila
Al menos un pedazo de papel
Un pedazo de esperanza
Sólo encontró la textura fría y áspera de la tela
Mientras balanceaba la cabeza en un NO infinito
Levantó sus ojos al otro
Para al menos entregarle una mirada
Un silencio largo
Una espera eterna.
TESORO
Como cazador
acecho las huellas frescas que dejas en el barro fresco de mis recuerdos
Percibo en el aire tu aliento ansioso
Tu olor a hierba húmeda
Mientras persigo un rastro incierto.
Sé que otros te buscan
Mientras tú circulas, vanidosa, como tesoro
Entre el deseo de los hombres
Entre tanto yo, aquí,
Fiera encerrada, reparo la red que algún día te atrapó.
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Babeliante pintor y babeliante caricaturista, tanto en sus dibujos como en sus escritos, JOSÉ MARTÍN RODAS abandona un momento su elemento natural y nos hace partícipes de sus encuentros, inéditos, con la poesía.
PERDIDA
Me dices: perdida
Sí, soy una perdida
Y tus palabras extraviadas
Se convierten en los únicos indicios que tengo
Para buscarte en los recónditos y oscuros laberintos de tu corazón.
RABIA
Una rabia líquida ahoga mi cuerpo
Inunda mis venas, mi corazón, mi cerebro
Y luego, cuando voy a reventar,
Se chorrea lentamente, cristalina, aterradora y fría
Por las comisuras de mis ojos
Que claman desesperadamente
Arrojar tu recuerdo al olvido.
AUSENCIA
Hoy te alejas de mí
Hoy, como un barco a la deriva,
Navegas solitaria en la incertidumbre de la existencia
Algún día, no lo olvides,
Fui tu capitán enamorado
Y tus velas se hinchaban tanto como mi corazón.
Hoy, abandonado en esta isla solitaria,
Escribo la última carta,
Tiro al mar la última botella
Para el último y único gran amor de mi vida.
LA CARTA
El cartero buscó en el fondo de su mochila
Al menos un pedazo de papel
Un pedazo de esperanza
Sólo encontró la textura fría y áspera de la tela
Mientras balanceaba la cabeza en un NO infinito
Levantó sus ojos al otro
Para al menos entregarle una mirada
Un silencio largo
Una espera eterna.
TESORO
Como cazador
acecho las huellas frescas que dejas en el barro fresco de mis recuerdos
Percibo en el aire tu aliento ansioso
Tu olor a hierba húmeda
Mientras persigo un rastro incierto.
Sé que otros te buscan
Mientras tú circulas, vanidosa, como tesoro
Entre el deseo de los hombres
Entre tanto yo, aquí,
Fiera encerrada, reparo la red que algún día te atrapó.
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