miércoles, 10 de julio de 2013

BABELIA - 17



El Colectivo Babilonia propone... BABELIA.
BABELIA, morada del babeliante, del imaginante.
BABELIA, itinerario abierto, singladura de la memoria.
BABELIA, cruce de caminos y opiniones.
BABELIA, morada donde la imaginación se atreve.
BABELIA, puerta de todos los relatos únicos y diversos.

UMBRAL



Amigas y amigos oyentes: en diecisiete oportunidades hemos abierto esta puerta para ofrecer a ustedes numerosos relatos únicos y diversos Hoy, bajo la égida de Artemisa, propiciamos un nuevo parto creativo: ¡Bienvenidas y bienvenidos!

ESCUCHE NUESTRO PROGRAMA COMPLETO


BABELIA - 17


TEMA CENTRAL: “ARTEMISA-DIANA”

CONTENIDOS:
-“Artemisa” –Reseña-
 (Leída por Juanamaría Echeverri).
-“Popurrí de poemas
 (Leídos por Lina Constanza Buitrago).
-El Sikurí -Ritmo tradicional boliviano-
 (Los Chasquis).
-“Borges o Una sombra y un laberinto” 
(Texto de Jorge Hernán Flórez H.).
-“Un gallito trágico” (Jairo Hernán Uribe M.).
-“Soy pan, soy más” -Canción- (Fernando Cano).
-“Bienvenido Bob” – (Fragmento)
(En la voz de Juan Carlos Onetti)





MUJERES DE LEYENDA

ARTEMISA



Por: Juana María Echeverri

Artemis o Artemisa, era una de las principales diosas en la mitología griega. Su equivalente romana era la diosa Diana. Artemis era hija del dios Zeus y de Leto, y hermana gemela del dios Apolo. Era la rectora de los dioses y diosas de la casa y de los animales salvajes, especialmente los osos. También era la diosa del parto, de la naturaleza y de las cosechas. Como diosa de la luna, se le identificaba a veces con la diosa Selene y con Hécate. Aunque tradicionalmente amiga y protectora de la juventud, especialmente de las muchachas, Artemisa impidió que los griegos zarparan de Troya, mientras no le ofrecieran el sacrificio de una doncella. Según algunos relatos, justo antes del sacrificio, ella rescató a la víctima: Ifigenia. Como Apolo, Artemisa iba armada con arco y flechas, armas con que a menudo castigaba a los mortales que la ofendían.
En otras leyendas es alabada por proporcionar una muerte dulce y plácida a las muchachas jóvenes que mueren durante el parto. Quizá por esto, las sacerdotisas de Artemisa heredaban las ropas de aquellas que morían en el parto.
Artemisa representa la identidad mística, primitiva, del cazador con lo cazado. Es la señora de lo ‘salvaje’, un título que abarca mucho más de lo que se reconoce en su imagen post-homérica, donde se la ve como la cazadora que hace que lluevan flechas. Tal como nos recuerda Esquilo, no es únicamente la cazadora, sino también la protectora de todo lo que es salvaje y vulnerable.


“La casta Artemis con enojo mira,
La cual vio de Zeus a los alados canes
que la preñada liebre devoraban.
Festines por la diosa aborrecidos
El triste canto entonan, el triste canto.
Mas, venza al fin, la próspera fortuna,
la bella diosa que benigna ampara
del león rapaz al tierno cachorrillo
y a los hijuelos de la agreste fiera
que del pecho materno van colgados”.


ESCUCHE A JUANITA:

PASAJERO Nº 1

JORGE HERNÁN FLÓREZ


JORGE HERNÁN FLÓREZ es un amigo; es un filósofo que encontró en la literatura un nicho para salvarse de las noches con sus días. Su admiración por Jorge Luis Borges, lo llevó a dedicarle buena parte de su tiempo de indeclinable lector. Sobre Borges y de Borges escogió y nos leyó los siguientes textos.

BORGES O UNA SOMBRA Y UN LABERINTO



Este ciego inmemorial, paciente y modesto, que recorre las calles de Buenos Aires como recorre los laberintos del espíritu, parece un ser fugado de la fantasía. Es casi un hecho fortuito el que haya nacido en Argentina porque bien pudo haber asentado sus raíces en la Babilonia de los jardines o en La ciudad de los inmortales y haber pasado inadvertido como una sombra delgada. Quizás su cuna debió haber sido la página de un texto de metafísica o la ilustración borrosa de algún libro de aventuras. Como un sabio de la China milenaria o un cazador de sirenas en las mares del tiempo, Borges discurre ante nuestros ojos y nuestros sueños paulatinamente. Lento, pausado, el Borges hombre y escritor atisba el horizonte con un bastón de eternidades. Su ceguera es una excusa para el delirio de las sombras, para sumergirse y sumergirnos en las ciudades sin límites, en las bibliotecas de Babel, en alguno de los planetas paralelos o en el otro yo de cada uno.
Borges escritor desconoce otras felicidades distintas de las que le otorga los placeres de la literatura, la filosofía, los sistemas teológicos. De política habla solo para fatigar a los políticos y enervar a los lectores de ocasión, puesto que él no se considera alguien más que un escéptico conservador y un poeta que viene del pasado.
El Borges hombre ama la nostalgia y el sueño de una noche de verano. Ama los patios y los aljibes bonaerenses y se entusiasma con el rasgar de un guitarra bajo la luz de la luna. Convoca a los laberintos como convoca a la cotidianidad de cada cual: plazas, esquinas, el arrabal se bifurcan en un jardín de senderos que se adentran en los juegos con lo infinito y con el tiempo. Tal vez por todo eso, Borges dice que la historia universal no es sino la historia de una metáfora, una metáfora que discurre como sombra y como nostalgia.


INSCRIPCIÓN EN CUALQUIER SEPULCRO

No arriesgue el mármol temerario
gárrulas transgresiones al todopoder del olvido,
enumerando con prolijidad
el nombre, la opinión, los acontecimientos, la patria.
Tanto abalorio bien adjudicado está a la tiniebla
y el mármol no hable lo que callan los hombres.
Lo esencial de la vida fenecida
-la trémula esperanza,
el milagro implacable del dolor y el asombro del goce-
siempre perdurará.
Ciegamente reclama duración el alma arbitraria
cuando la tiene asegurada en vidas ajenas,
cuando tú mismo eres el espejo y la réplica
de quienes no alcanzaron tu tiempo
y otros serán (y son) tu inmortalidad en la tierra.

(Jorge Luis Borges)


ESCUCHE A JORGE HERNÁN:

PASAJERO Nº 2


JAIRO HERNÁN URIBE MÁRQUEZ

El trinomio música-memoria-amistad reluce nuevamente a través de una breve aunque babélica crónica de JAIRO HERNÁN URIBE, titulada:

UN GALLITO TRÁGICO



Lisímaco, a quien llamábamos ‘Láis’, tenía, como su remoquete, una pinta que no era de este mundo: una desgarbada figura como la del Quijote cuando joven, un aire trágico y un desajuste al caminar que nos hacía temer continuamente se tropezara y se fuera de narices contra el suelo…

“sabes que soy un hombre
y quiero cariño.
Que no soy un juguete,
tampoco soy un niño.
Lo he dicho tantas veces
y vuelvo a repetirlo:
si no puedo ser tu amor
yo no quiero ser tu amigo”.

Con Láis nos reunió la escuela, las primeras galladas, los iniciáticos puchos y las prematuras cervezas de la adolescencia. También algunos gustos musicales: ciertos sones heterodoxos (entre rancheras, boleros y baladas) que a veces tenían la firma de un tal José Miguel Class…

“Vengo a pedirte perdón
por este amor que calcina,
que se agita en mi interior
y que lastima mi vida”.


Láis era un monigote de cuaderno, volcado en alma y figura sobre las ceremonias de aquellos días. Tenía unos largos dedos de prestidigitador, pero era incapaz de cualquier truco y mucho menos de estirar las manos para arrebatar o para suplicar. Tenía el largo cuello y la nuez típica del ‘compa Chuma’, así como una voz medrosa; pero era capaz de acompañar nuestros coros nocturnos sacando alientos de su indudable corazón de pajarito…

“Mientras el mundo duerme
yo estoy despierto,
pensando en nuestro futuro
que está al llegar”.

Láis era tímido por naturaleza, pero atrevido por temeridad. Era inocente atroz pero también atroz apasionado. Era incapaz del cortejo y la conquista, pero conocía el sabor de un amor fallido y, anticipadamente, disfrutaba el regusto maravilloso de los amores presentidos, amores de paso, que no desengañan porque son imaginarios y nos dejan satisfechos de por vida…

“Si pudiera arrancarte de mi alma
por unos momentos.
Si pudiera, aunque fuera tan solo,
por unos instantes.
He tratado y no puedo mi cielo
y sigo sufriendo…”

Lais, fue policiíta, como decía Alonsiño, nuestro cómplice fraterno de aquel tiempo de tríos callejeros. Fue un policiíta ingenuo y como tal murió en el Medellín de los años ochentas, atravesado por una ráfaga anónima que lo escogió como destinatario y héroe sin remedio…

“Me manchaste la ropa
con el pintalabio
de tu dulce boca.
Esas huellas se quedan
aquí en mi alma
y no en la ropa.”

Lais, Lisi, Lisímaco, era un gallito sin espuelas emparentado con el de Manatí y sus extrañas canciones que saben a sangre, a tusa, a desamor, pero que están hechas con los retazos de un imprescindible y profundo sentimiento de humanidad.

“Nómbrame ahora en vida
Y di que fui bueno.
Pues después de muerto
Ya se olvida todo.
Es la realidad”.


ESCUCHE A JAIRO HERNÁN:

PUERTA SONORA 2

FERNANDO CANO

Sus cualidades como intérprete no son menos bienaventuradas y suficientes que como autor de las letras de sus propias canciones. PIERO, en Soy pan soy más, se encanta en la poesía. FERNANDO CANO en su guitarra y su voz, la acopla a los acordes de sus sentimientos.



SOY PAN, SOY MÁS

Yo soy, yo soy, yo soy.
Soy agua, playa, cielo, casa, planta.
Soy mar, Atlántico, viento y América.
Soy un montón de cosas santas
mezcladas con cosas humanas.
Cómo te explico. . . cosas mundanas.
Fui niño, cuna, teta, techo, manta,
más miedo, cuco, grito, llanto, raza.
Después mezclaron las palabras
o se escapaban las miradas.
Algo pasó. . . no entendí nada.
Vamos, decíme, contáme,
todo lo que a vos te está pasando ahora.
Porque sino cuando está el alma sola llora.
Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera.
Nadie quiere que adentro algo se muera.
Hablar mirándose a los ojos,
sacar lo que se puede afuera,
para que adentro nazcan cosas nuevas.
Soy, pan, soy paz, soy más, soy el que está por acá.
No quiero más de lo que me puedas dar, oh.
Hoy se te da, hoy se te quita,
igual que con la margarita. . .
Igual al mar, igual a la vida,
la vida, la vida, la vida . . .
Vamos, decíme, contáme,
todo lo que a vos te está pasando ahora.
Porque sino cuando está el alma sola llora.
Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera.
Nadie quiere que adentro algo se muera.
Hablar mirándose a los ojos,
sacar lo que se puede afuera,
para que adentro nazcan cosas nuevas.


ESCUCHE A FERNANDO:

CORREO



Si usted, babeliante oyente, quiere opinar sobre nuestro programa, escríbanos al correo electrónico: babeliantes@gmail.com

PASAJERO Nº 3

JUAN CARLOS ONETTI



Uruguayo, su literatura se deslinda de la latinoamericana por la peculiaridad de su arquitectura formal, por la excéntrica personalidad de sus personajes y por el ambiente sombrío de sus situaciones. En Babelia, JUAN CARLOS ONETTI, nos lee un fragmento de su cuento:

BIENVENIDO BOB

“No vi más a Inés ni tampoco a su forma vacía y endurecida; supe que se casó y que no vive ya en Buenos Aires. Por entonces, en medio del odio y del sufrimiento me gustaba imaginar a Bob imaginando mis hechos y eligiendo la cosa justa o el conjunto de cosas que fue capaz de matarme en Inés y matarla a ella para mí.
Ahora hace cerca de un año que veo a Bob casi diariamente, en el mismo café, rodeado de la misma gente. Cuando nos presentaron -hoy se llama Roberto- comprendí que el pasado no tiene tiempo y el ayer se junta allí con la fecha de diez años atrás. Algún gastado rastro de Inés había aún en su cara, y un movimiento de la boca de Bob alcanzó para que yo volviera a ver el alargado cuerpo de la muchacha, sus calmosos y desenvueltos pasos, y para que los mismos inalterados ojos azules volvieran a mirarme bajo un flojo peinado que cruzaba y sujetaba una cinta roja. Ausente y perdida para siempre, podía conservarse viviente e intacta, definitivamente inconfundible, idéntica a lo esencial suyo. Pero era trabajoso escarbar en la cara, las palabras y los gestos de Roberto para encontrar a Bob y poder odiarlo. La tarde del primer encuentro esperé durante horas a que se quedara solo o saliera para hablarle y golpearlo. Quieto y silencioso, espiando a veces su cara o evocando a Inés en las ventanas brillantes del café, compuse mañosamente las frases del insulto y encontré el paciente tono con que iba a decírselas, elegí el sitio de su cuerpo donde dar el primer golpe. Pero se fue al anochecer acompañado por tres amigos, y resolví esperar, como había esperado él años atrás, la noche propicia en que estuviera solo.
Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que yo no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños”.


ESCUCHE A ONETTI:




DESPEDIDA



Tejimos esta BABELIA:
En la locución, JUANA MARÍA ECHEVERRI ESCOBAR y ABELARDO BENJUMEA HINCAPIÉ.
En el libreto, LEÓN DARÍO GIL RAMÍREZ.
En la edición y dirección, JAIRO HERNÁN URIBE MÁRQUEZ.
Agradecemos a ustedes, babeliantes cómplices, por su generosa audiencia.
La BABELIA se disuelve hoy.
Hasta otra voz y otra vez…
¡Hasta otra BABELIA!