
En nuestro siguiente invitado se cumple aquello de que el oficio de lector, necesaria o justicieramente, lleva implícito el de escritor. OLIVERIO MUÑOZ OCAMPO, babeliante enseñante, nos permite reconocer algunos momentos de su vocación poética.
De EL HACEDOR DE MAPAS:
Los pájaros que regresan del pasado
A través de la luz cegadora
Llegan formando un río
De plumas sangre y lodo.
Máscaras de piedra y sombras
Que parecen seres vivos
Y arrastran notas como quien arrastra cadáveres
Después de la guerra.
¿Quién reconocerá el sonido musical
Quién el cadáver?
EL MUERTO
Seguiré siendo feto que flota en el fondo del limo
Mientras sueña con los gusanos
que van creándose en otro mundo
Y que consumirán su cuerpo.
Un gorrión habita un vientre de cielos imposibles.
Vientres vacíos de sueños y de formas.
Antes giraba un feto,
Ahora es otra cosa que gira
creando cábalas.
Abre los ojos y todo está oscuro.
Se inunda en las cenizas del origen,
Mientras llora por sí mismo
Un niño toca el violín escondido en el sótano.
El trino del pájaro da la partitura.
Los niños venden agua en las esquinas,
La ofrecen en las cuencas de sus manos
Que se escapa en largos hilos,
Así como se escapan los años
por las barbas de los ancianos
En las tardes los niños hambrientos
Iban a preñar atardeceres
con sueños y cometas rojas.
Pensaban en el alumbramiento de la paz.
Mañana vestirán para la guerra
Y llevarán fusil al hombro.
Habrá sangre en el sudor.
Ahora los niños
amasan la tierra con su trote marcial,
La tierra que su madre humedece con lágrimas.
¿Cuándo regresará el coleccionista de lágrimas?
¿Quién recorrerá el camino
que enseña el caleidoscopio
Simétrico y colorido como un océano
En un tubo conteniendo cosas de luz?
Todo un pueblo se balancea
en una lágrima suspendida en la pestaña.
No parpadees, por favor, déjame disfrutar de los visos,
Pequeños movimientos que produce la brisa.
Por el fondo de tus ojos veo venir caballos negros
Que traspasan la verde llanura.
Cuando llegan a tus párpados
se difuminan en lágrimas
Y luego caen en forma de ríos
que se hacen con las gotas del rocío.
Salí a oler el viento.
Alguien guió mi mano hacia una pared suave
Para rozarla con mis dedos.
A veces es bueno imaginarse cielos
Y el viento que loS cruza
Y plagarloS de aves veloces.
Imaginar que llevo un globo en la mano.
Soltarlo y seguir su trayectoria.
Meter el mundo en ese globo,
Incluyendo la suave pared que me sostiene.
O meterme en él para poder verme
Desde todas las alturas posibles
Hasta desaparecer en la tierra.
ESCUCHE A OLIVERIO MUÑOZ O.: