
Según Juan Benet, en su libro “La construcción de la torre de Babel”, en la historia de BABEL se reúnen tres mitos diferentes:
-La existencia de una raza única con un único lenguaje.
-El propósito de construir un enlace o puente entre la tierra y el cielo.
-La decisión de la divinidad hebrea (Yavé) de destruir el imperio babilónico y proceder a una segunda expulsión del paraíso. De allí la diversidad de lenguas y la dispersión de los hombres por toda la tierra.
No siendo un mito sobre los propios orígenes, debemos considerar que se trata de una parábola hebrea sobre el origen de los demás pueblos. Una forma de explicarse que otras gentes adoren a otros dioses y tengan un imperio monolítico y poderoso. Una parábola, en todo caso, que afirma el sentido religioso hebreo de conformar un pueblo elegido, una élite que tiene el exclusivo derecho de comunicarse con la divinidad.
En suma, se trata de una parábola de conquista y, a la vez, de un mito que representa la tensión cultural entre oprimidos y opresores y el vaivén perenne entre unidad y diversidad, entre homogeneidad y heterogeneidad.