
DESCONSUELO
Cuando después de años y años de estudio y averiguaciones, de preparaciones, de juntar, mezclar y revolver, cuando después de numerosos ensayos, cuando por fin la tuve lista, me la tomé... Lo que buscaba lo logré: hacerme invisible. La primera sensación fue la de una absoluta inmovilidad e indefensión, la de un taco en la nariz y en las orejas que me anularon la percepción del mundo. La segunda fue la de un túnel: una oscuridad tan rotunda que era indudablemente perfecta. Cuando me mandé las manos para tocarme, no me toqué, pero sí me sentí. Recordé el hambre, la sed, el frío, las ganas de ir al baño, y noté que se me estaban olvidando. Todo se me olvidó cuando no pude recordar como me llamaba. Sin oponer resistencia me dejé abrazar por una llama bienhechora y cordial. Oí, al lado, que un alma le dijo a otra que estaban en el purgatorio. Me despreocupé de mí y me resigné a esperar la eternidad. En esas estoy.
POEMAS
EL MÍO, MARÍA
Si todos tenemos un ángel –como dicen- el mío es usted;
sin alas ni aureolas, simple, común y corriente.
Que no sepa nadie, ángel mío,
que has tergiversado mis creencias;
no por otra cosa profeso ante tí mi idolatría.
Imagínate: Volverse agua mi boca
cuando presiento en la tuya
una estación para mis besos
Que no quepo en la gloria cuando fundamos los dos
el pecado mortal de la dicha
donde acabamos siendo sal, sed, incendio y fruta.
Y, si no, qué dispendioso misterio pervive en todas partes
que, si no estás, toda entera vas conmigo
pervirtiendo mi soledad y cada tiempo que transcurro.
Para divina, ahí está el pérfido ensalmo de tu cintura,
la gracia inmerecida de tu risa, el ajuar renegrido de tu pelo
y, por debajo de tu blusa, un par de claves temblorosas para colarme al cielo.