
La imaginación, coordenada esencial de estas babelias, es el equipaje con el que se presenta y reconocemos al escritor y poeta de Caramanta LEON DARIO GIL RAMIREZ. Iniciemos un nuevo y babeliante viaje a través de sus relatos y poemas.
VERDAD, ENSUEÑO Y REALIDAD
Tres elefantes: en el primero iba, adelante quien lo manejaba, un negro inmenso, brillante como entrampado en la blancura perfecta de su sonrisa, también perfecta y generosa; atrás, tres cazadores blancos con horrorizados rostros como si a la cuadra les fueran a salir los demonios, con cantimplora cada uno y cada uno sembrado de cuchillos y con entereza agarrado a una inmensa escopeta de dos cañones. Iban de Safari. En el último iba el equipaje, si, lo que requerían para la aventura: carpas, frazadas, lazos, utensilios y cajones encima de más cajones amarrados, seguramente donde llevaban la comida y más munición y armas y más ropas. El elefante de la mitad era a la vez que el más pequeño, el más hermoso, adolescente, pintaba en sus actitudes y gracias la sorpresa de descubrir el mundo a cada paso, con un cabezal de flores y piedras preciosas un poco deslucidas por el tiempo. En ese me montaba y me dejaba ir, llevar por donde me diera la gana y ajeno a la suerte de los cazadores. Nos íbamos bordeando arroyos increíbles, limpios y salpicados por peces de colores. Por entre caminos sombreados por hileras infinitas de cocoteros al pie de farallones que copiaban grifos, sátiros y monstruos, a las orillas de ríos irreales y serenos, por los principios de valles de ilusión sometidos al fragor insaciable de las manadas de jirafas, de ñus, de búfalos y de gacelas. Nos íbamos hasta cuando llegaba la abuela y para no asustarme, con ternura me palpaba por el hombro, me entregaba un confite y me volvía a confirmar, señalándome el cuadro: es suyo, cuando yo me muera se lo lleva.
POEMA
UÑAS
Irse de quienes son, salirse.
Van siempre adelante
dueñas de su suerte abriendo su camino.
Manada indócil de criaturas: pertinaces, sutiles, silenciosas
anuncios incansables del remoto origen; remoto e ignorado.
Declaración visible de los huesos, reminiscencia de las garras,
entre el alma encarnadas y entre el aire.
Crecen con el afán que solo a ellas les incumbe;
crecen más allá del tiempo y de la muerte. No les importamos.