“Joropo, palabra extraña, aire que vino de lejos y echó raíces en las caballerizas sabaneras. Voz que recorre los caminos de Colombia y Venezuela. Joropo, duende pequeño que calza las cotizas negras y se cuela en los parrandos sin invitación previa. Joropo, manifestación espiritual de unos pueblos que han sido sorprendidos por la historia mirando el curso de sus aguas: el Casanare, el Meta, el Arauca, el Orinoco”.
Eduardo Mantilla Trejos, poeta araucano.
El joropo como expresión musical de los Llanos Orientales de Colombia y Venezuela es clasificado por los folclorólogos como un aire musical que conjuga melodías y ritmos indígenas con los ancestros europeos.
Para unos, la palabra ‘joropo’ se deriva del arábigo ‘Xarop’ que traduce ‘jarabe’, es decir sirope. Y para otros, solamente, una voz caribe. Para otros estudiosos, por los lados del Arauca, el origen de la palabra joropo se la atribuye a un indígena yacuro llamado Macán. Otros afirman que en Casanare, de donde son los indios que le dieron su nombre, cuando por cualquier motivo se prendía la fiesta los más entusiastas salían gritando: ¡Joropo, joropo, más joropo! Lo que sí se puede detectar es que el joropo tiene sus raíces en el viejo continente, porque es sencillo verle similitud con el baile flamenco y con los ritmos andaluces que trajeron las misiones españolas durante la época colonial. Es menester resaltar que muchos consideran que el joropo no es un acopio de los bailes europeos en mención, ya que existen otros elementos que dieron la fusión de las culturas, adaptándose y modificándose de acuerdo con los intereses y el sentir de las sociedades.
De otra parte dentro del aspecto sociocultural de la música llanera podemos apreciar en el contenido: sus letras, las costumbres, las leyendas y, por qué no, su historia. El llanero siempre tuvo una participación decisiva en la independencia de América cuando en el año de 1810 los casanareños se levantaron en armas en búsqueda de la libertad.
Sin embargo el llanero continua incomunicado socialmente, en lucha contra la naturaleza, sin auxilios estatales, en un territorio expoliado y desamparado.
“Voy a cantar un corrío / de los llanos resistentes, / donde los hombres son guapos y las mujeres valientes.// Vengo a dejar un recuerdo / como soldado obediente,/ que improvisa sus cantares,/ relaciones de su mente; / que tuvo muy poco estudio / pero es algo inteligente, / perseguido del gobierno / sin tener nada pendiente//”.
(José Guadalupe Salcedo -Fragmento de la Revolución del Llano-).