miércoles, 11 de marzo de 2020

ADENDA 2


BARAJAR LA POESÍA / SURREALISMO EN LATINOAMÉRICA  (ALFONSO PEÑA)


-COMENTARIOS CRÍTICOS-

Minor Arias Uva
Claudia Vila Molina








EN LA ESPIRAL ESTÁ LA HUELLA DEL ORIGEN…

Minor Arias Uva




Barajar la poesía,  Surrealismo en Latinoamérica, de Alfonso Peña,  Art Edition, San José, Costa Rica, 2019; Colección El amor por las palabras, Arc Edições e Editora Cintra, São Paulo, Brasil, 2020. Muestra gráfica, Amirah Gazel, 230 pgs.


De cuando en cuando recibe uno libros poderosos, libros vivos, que giran en sus propias espirales y nos lanzan hacia la frontera de las posibilidades, allí donde revientan las semillas del asombro, donde nace la nada y el susurro de las sílabas.
Vivimos inmersos en un collage de percepciones.
La poesía es la agitación misma de la existencia, que temporalmente se aquieta en hojas de papel, lienzos y formas.

Todo lo que el poeta-artista capta es tan solo pátina del espacio-tiempo, espejismo.

En este libro Alfonso Peña conversa con catorce creadores que nos hablan de sus procesos creativos, de sus influencias y confluencias, de sus búsquedas actuales, de sus percepciones  sobre el surrealismo.




Lo novedoso de este trabajo, es que Alfonso conversa desde su propia visión poética, onírica y lúdica con estos creadores. Esto lo convierte en un libro fractal: un creador entrevista a otro creador, que a su vez habla de su proceso creativo, y las motivaciones que han tenido de otros creadores, y entre ellos, además, han co-creado obras también. El surrealismo es el latido que sostiene el ritmo de las conversaciones.



Para estos creadores, el surrealismo va más allá de establecer relaciones y encuentros irracionales, o de generar escrituras automáticas. Para ellos el surrealismo significa las múltiples maneras de observar la realidad y de interpretarla. Un perpetuo gozo estético.

Manuel Iris acertadamente escribe en su prólogo : “ ...Peña , y catorce creadores (muchos de ellos se dedican a más de una forma del arte) que, a veces intencionalmente y a veces como dictado de su genética creadora, devienen en el surrealismo actual...”



Me parece un inmenso hallazgo hablar de “dictado de su genética creadora”, porque las hilachas que sostienen la creación espontánea nacen en la intención del artista de sentir y observar el mundo desde la partícula incrustada en la uña del dedo meñique de la pata 7 de una hormiga hasta la galaxia Andromeda espiral M31.

Un creador-observador perpetuo como lo es Floriano Martins.


Para Viviane de Santana: “La época actual podría ser más propicia para el surrealismo que en su inicios. Con la diferencia de que, mientras el surrealismo original trabaja el inconsciente, lo onírico, lo maravilloso; hoy día, lo inconexo es parte de la actualidad, y el surrealismo actual tendría que fundamentarse en el absurdo del presente”.


Leila Ferraz sostiene:  “…porque el surrealismo es un estado del alma y presupone una manera de ser y actuar en el mundo”.


Armando Romero aporta “..el surrealismo no es una escuela literaria sino una forma de vivir en la libertad dentro de la poesía y el amor. Es triste ver que algunos poetas de nuestro continente todavía ven el surrealismo en sus proclamas de escritura automática y juegos literarios”.



En este sentido la visión surrealista se asemeja al chamanismo, y viéndolo más científicamente, a la física cuántica, que es la ciencia de las probabilidades. El observador cambia lo observado, pero además tiene el don de crear sus propias realidades.

Surrealismo, cuántica y chamanismo: espacio pluridimencional: ser, conciencia, energía, espíritu.


La apreciación cercana del surrealismo nos lleva a concluir que, en nuestras culturas ancestrales existen poderosas raíces surrealistas.



En un país como Costa Rica, los creadores necesitamos sumergirnos en nuestra magia ancestral, en los seres viviendo en cuatro dimensiones a la vez, y tantas otras libertades energéticas que hemos dejado en el olvido.
Descolonizarnos es encontrar el valor de las artes, magias y ciencias ancestrales. 



Por ejemplo cuando Dios Sibú (Dios Bribri y Cabécar principalmente) sacrifica a Iriria y la estalla en una especie de big bang para transformarla en nuestra Madre Tierra, Namaitami la madre de Iriria llora lágrimas de fuego. Sibú crea unas plantas llamadas Sahinillo para recoger estas lágrimas para que no dañen su creación. Una lágrima se sale de una de las plantas, y se transforma en el jaguar de agua o Dinamú, que transmuta y cambia de color según la materia en la que se mueva.

Y así podríamos seguir con nuestro génesis ancestral. El mismo Sibú nace de una piedra.



Claudio Willer, uno de los entrevistados, refiriéndose a la relación entre Chamanismo y poesía dice:

“…sistematicé algo para un curso reciente: me llevó a un estado de alucinación de ver chamanismo en todo lo que leía de nuestro gran poeta Jorge de Lima”
Y también hace esta advertencia sumamente válida en este momento en que se acorralan y hostigan los espacios de nuestras culturas originarias: “Ya compartí la advertencia de Octavio Paz, de que destruir culturas arcaicas no es solo la destrucción del pasado, significa la destrucción del futuro”.



Zuca Sardan nos comparte: “ El humor para mí es una forma de conocimiento”.

De igual manera nuestros mitos ancestrales están llenos de humor. Sibú le pegó una olla en la espalda al armadillo como castigo por comerse el maíz con el que estaba creando a los seres humanos. Sibú nos haría de todos los colores del maíz, pero el armadillo echó a perder su plan, y quedaron solamente granos blancos, negros, cafés, amarillos.
En otro historia  el colibrí es enviado por Sibú con una bolsa que contenía los colores del mundo, para que los esparciera. Con la advertencia de no tocarlos. Pero mete una ala para sentirlos al menos, y queda tornasol, y su intermitencia es parte del castigo recibido.

Siempre en este campo chamánico, originario, Enrique Santiago nos revela: “ Creo que este país, y más aún el continente, está influenciado por una poderosa cultura chamánica, entonces el animismo en muy fuerte en estas latitudes, y esto se ve reflejado en la forma como el habitante vive su vida día a día, y donde los elementos mágicos son parte de algunos elementos cotidianos…lo que se traduce en una actitud poética-mágica ante la vida.



En relación a la espiral, tan significativa para nuestros ancestros, Enrique completa: “En mi poética ella es la llave a toda forma espectacular, porque a partir de su forma puedo ir abriendo conceptos que se vinculan a partir de lo indecible, la espiral misma es un milagro” .


Ricardo Echávarri, valora el misticismo presente en la cultura mexicana, “…en México el sueño y la realidad, la vida y la muerte, el pasado y el presente, y todas esas antinomias que el surrealismo buscaba remontar, tienen en este lugar misteriosos vasos comunicantes.

Estas visiones surrealistas del mundo se manifiestan en todas las culturas ancestrales, y en nuestro continente, tuvimos el triste acontecimiento de la esclavitud de personas africanas. Ellos llegaron con sus cosmovisiones, sus danzas rituales y sus Orishas. Que integraron y sostuvieron a pesar las prohibiciones. Valiéndose del sincretismo, y de la transmisión oral. 

Esto vuelve aún más rica la mezcla de magias y creencias de nuestra América Latina.


Nelson De Paula en relación a este tema nos aporta: “ Respeto mucho al candomblé. Y respeto aún más a las entidades mágicas que gravitan por mi astral. Sete Pulos es una visita a estos seres –no solamente del candomblé-, también hay temas del imaginario “caipira” y “caicara”.


Creación y fuego

Como lo mencioné antes, en este libro también los Creadores nos hablan de sus propios génesis.



Fernando Cuartas, en una especie de animismo poético, de vacío cuántico, donde la existencia es una sola vibración de átomos: “No se puede creer hoy en día en esa inspiración que te llega tan sólo contemplando una cigarra, hay que vivir en la cigarra, lo que es lo mismo que sentir que lo que se escribe o se hace es parte de uno, uno cercenado o completado en un acto de demiurgo. Uno es la hoja y la roca, el agua y el fuego. Se trata de meterse en el objeto nombrado, de beberlo si es necesario”.



Carlos Barbarito nos comparte: “Escribo como si a un paso estuviese acechando la muerte. No es de ahora en mis setenta. Es algo de siempre, desde que escribí mi primer poema”.

Y hablando de su niñez : “Yo sentía con todo el cuerpo; el simple ruido de la lluvia me conmovía, me erizaba la piel. A ese paraíso lo extravié hace mucho y, quizás, escribo en un intento desesperado por recuperarlo”.

Los niños conservan la frescura de la conexión cósmica, que poco a poco se les va anulando , pero al igual que los Chamanes y los físicos cuánticos intuyen los pasajes dimensionales , y la relaciones sutiles entre lo orgánico y lo inorgánico.
Ángeles , duendes, demonios, objetos que se trasladan en silencio desde su naturalezas atemporal. Bajas frecuencias, sueño, ensueño. ”Volver a ser niños para entrar en el reino de las posibilidades”.


Beatriz Hausner, otra de las creadoras sostiene: “Para mí no existen barrera ni límites en la creación poética, ya sea a través del verbo, o en los hechos de la vida cotidiana misma”.



Floriano Martins sabiamente nos insta: “El blanco de la creación es crear, y crear siempre. Ahora, al mismo tiempo la creación es luz y oscuridad, como los cuatro elementos de nuestra constitución humana: pensamiento, sentimiento, sensación e intuición”.

Continúa: “Vladimir ha dicho que yo vivo en un estado natural de creación. Y así verdaderamente me siento. Porque si no hay distinción entre vida y obra, estoy viviendo cada partícula de instante de lo que soy, por supuesto que todo lo que hago es crear”.


Alfonso Peña se refiere a la obra de Amirah Gazel: “En el proyecto de Amirah percibimos y vislumbramos entidades de otras dimensiones, gemas alucinantes, carbunclos que se desdoblan en microrganismos sepias y llenos de misterio”.

Y Amirah habla de su propio proceso creativo: “ Es sabia ardiente, me toma por sorpresa, en mi propio olvido, a veces en estado de ensueño, en los lugares más inéditos o absurdos, a solas o en buena compañía, en medio del tumulto y cuando menos lo espero me susurra en silencio, en aspecto de imagen, de script, de formas confusas, recuerdos, dolor o alegría…y de manera feroz la conquisto, la atrapo sin pedirle permiso, la amanso, la hago mía…”.

Poéticamente manifiesta: …floto en gotas de silencio.
Además “…doy gracias por estar ahí, del otro lado de la membrana de la conciencia, en mi realidad paralela, en la realidad maravillosa. En el fenómeno espiritual, poético, de la metafísica”.



Alfonso le pregunta a Rodrigo Verdugo: ¿Es el poeta un volatinero o acróbata de la existencia?

“Si lo es en cuanto a estar en un continuo abismamiento tanto con la realidad como con el misterio, el poeta se suspende sobre todos los abismos, tanto del leguaje como existenciales, metafísicos, oníricos, etc, para remontarse al arcano del lenguaje”


Leila Ferraz habla de sus procesos también:

“Creo que jamás me ligaré a un tema central. Y si lo llegara a hacer, estaría limitando mi creación, que siempre corrió libre y ágil”.


Mi aporte es tan solo un destello del estallido de ideas, percepciones y visiones poéticas, que se amalgaman en este libro, que profundiza en el surrealismo latinoamericano y vislumbra su vigencia y sus caminos.

San José, Costa Rica, marzo de 2020.


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MINOR ARIAS UVA, (Pérez Zeledón, Costa Rica, 1971).
Doctor en Educación. Escritor, poeta, Profesor Universitario, Promotor Cultural.
Entre sus libros publicados destacan Canción de lunas para un ermitaño, Universidad Regiomontana, Monterrey, México.
Canción de lunas para un Duende. ECR.
Publica sus textos en diversas revistas latinoamericanas.
Es colaborador y amigo de las ediciones surrealistas de Art Edition, San José, Costa Rica.








SURREALISMO LATINOAMÉRICANO: ARQUETIPO DEL SUEÑO Y DEL DESASTRE.


Comentario crítico al libro Barajar la poesía,  Surrealismo en Latinoamérica, de Alfonso Peña,  Art Edition, San José, Costa Rica, 2019; Colección El amor por las palabras, Arc Edições e Editora Cintra, São Paulo, Brasil, 2020. Muestra gráfica, Amirah Gazel.

Claudia Vila Molina





La lectura  de Barajar la poesía de Alfonso Peña nos generan muchas interrogantes, las cuales nos desafían como lectores activos, sobre todo quienes nos desplazamos por los textos surrealistas de todos los tiempos. Planteado así es un nuevo desafío que se presenta para el lector de nuestros textos, que se une a la permanencia de la conciencia universal, la pregunta y respuesta o la pregunta eterna que se disuelve en el caos de sueños más profundos que aún no terminamos de descifrar del todo. En este sentido, nos preguntamos ¿existe o existirá una evolución del surrealismo? Este movimiento concebido por Bretón principalmente, tal como lo conocemos en sus comienzos, en su manifiesto. Es una corriente  que se ha transformado,  gracias a las crisis sociales, culturales, económicas y políticas que se han suscitado en todo el mundo. Pero ello no desmedra las capacidades creadoras y fuerzas culturales activas, muy por el contrario, son el sustento para acrecentar las formas de dinamismo propias de este estilo.

Es clave e influencia (en mayor o menor medida) el movimiento que no puede abstraerse de los efectos de estas crisis, que se han sucedido transversalmente, tanto en Europa como ahora en Latinoamérica, lo cual ha permitido un enriquecimiento de los postulados surrealistas. Principalmente, porque permite la revaloración de diferentes ópticas que confluyen en elementos artísticos que se desplazan para hacer notar los cambios y la fuerza que se mantiene y se disemina como un caleidoscopio por diferentes vías. Por ello, la visión de estos artistas, poetas y escritores que se patenta en  ensayos, poesía, narrativa, fotografía, pintura, crítica literaria, entre otros, constituye una permanente eclosión de significados que transmutan en significantes para hacernos ver esta estructura como el juego soñado por los primeros surrealistas, en los que subyacen componentes oníricos y  ahora virtuales que cruzan de lado a lado cada una de nuestras creaciones.  

Se puede afirmar que el movimiento surrealista, embebido como dije por permanentes elementos de la modernidad, se ha ido reformulando, tal como lo plantean los expositores de Barajar la poesía y asimismo, es interesante entender su mirada como parte de la libertad total que asume cada creador al enfrentarse con su obra. Muchos también se unen al llamado cósmico y ancestral de nuestro Continente Latinoaméricano para plasmar en las obras la raíz de cada pueblo aborigen y la reconexión con sus primeras palabras, esculturas y naturaleza del hombre. Es así como la visión de este surrealismo tan rico en contenidos y juegos se irradia a múltiples formas y vías de expresión tanto plásticas, visuales como escriturales, que dan vida a un nuevo enfoque surrealista, que si bien no ha dejado de latir, tal y como fue concebido, ahora promueve diversas vías multifacéticas para entrar en la perspectiva de realidad o no realidad presente en nuestros días.
Es también necesario comentar acerca de la expresión de transgresión que marca las obras de los expositores de este libro, lo que conlleva a una necesidad permanente de juego y de rompimiento de esquemas que amplía el concepto de libertad en la creación.  Esto es un elemento en común que distingue estas obras, las que  son forjadas desde mundos interiores ricos en contenidos oníricos y liberadores, donde la transformación es un eje permanente de universos en constante movimiento, tal y como se representa en diferentes mundos o universos paralelos. La creación, de este modo, se forja continuamente y se destruye a sí misma, lo cual constituiría el objeto de su nacimiento y devenir constante: mutaciones, evoluciones, cambios de forma, de contenido y de continente, que son como oleajes permanentes que contribuyen al arte surrealista y a su continua reconstrucción.

Otro de los aspectos que se aprecia en Barajar la poesía es la permanente transgresión hacia signos sociales conformados en torno a un eje central que mira solo hacia una vía de expresión, lo cual permite la constante reelaboración de otros signos y otras vías de escape hacia la liberación de los hombres como seres sociales que habitan dentro de una comunidad. La alteración de los significados, ya patentados, por un único mecanismo controlador, genera así la capacidad de alteración de los códigos representados que (por un lado) se reflejan en sus propios idiomas citadinos, además de la reelaboración de esquemas que se reordenan en cualquier orden o figura y que desean más que nada encontrar en el movimiento propio de la tribu una forma de subsistencia. Estas formas son apreciadas y reconstruidas muchas veces, a partir del derrumbe de situaciones impuestas que terminan por formularse desde otros variados puntos de vista.

Entonces, las vías que retoma el arte surrealista para sobrevivir a las concepciones impuestas son variadas, en un intento por lograr puntos disímiles que permitan la libertad de los hombres y la constante reformulación de sus valores y normas, que coloca en jaque aspectos sociales, focalizados en diversos tópicos, como por ejemplo: la moral, la educación, la libertad de expresión del hombre que se ve enfrentado a sí mismo, pero que no es capaz de liberarse completamente de un sistema opresor que lo coarta tanto en su raíz como en su fondo, y lo estrella contra normas que son parte de un medio sociocultural asfixiante.

En este punto, el surrealista acoge distintas vías de escape para acceder a sí mismo y desde ahí es factible encontrar vías de liberación apropiadas para su propio medio de expresión. Se puede apreciar que los artistas y expositores acá entrevistados nos enseñan diferentes modos de apropiación hacia su propia visión de la realidad. De este modo, las creaciones surgen desde mundos interiores que desbordan en múltiples significados y que se readecúan constantemente al eco que se prolonga fuera de sí mismo, por ende, el misticismo propone una nueva vuelta a la reelaboración de significados perdidos que se reencuentran una y mil veces, que son muy necesarios en esta sociedad vacía, porque propone una vuelta hacia el lugar perdido hacia el vórtice que se instala en cada uno de nosotros.

Viña del Mar, Chile, marzo de 2020.
  

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CLAUDIA VILA MOLINA
Escritora nacida en Viña del Mar, Chile (1969).  Profesora de lenguaje y comunicación de la PUCV, poeta y crítico literario. El año 2012 publica su primer libro Los ojos invisibles del viento, además ha formado parte de diferentes talleres literarios. Actualmente está por editar dos libros de poesía (en diferentes editoriales), trámite que está en proceso aún.  Ha sido publicada en variados medios digitales tanto chilenas como extranjeras de renombre: Mar Andrómeda, Babelia, Matérika, Marcapiel,  Cantera, Letras de Chile, Triplov y Athena de Portugal, entre otros, junto con ello ha realizado ensayos y comentarios críticos a diferentes libros de poesía de connotados autores chilenos. Durante el año 2017 participa del Grupo Derrame con textos poéticos para la antología surrealista Componiendo la ilusión en honor al poeta y collagista Ludwig Zeller.  Además, ha sido publicada en la antología Luna Llena y la antología feminista Ixquic, junto con la exposición de uno de sus textos en el Centro Matta (100 años de surrealismo) (2020).
Integra el volumen Acuario de las tempestades, organizado por Alfonso Peña, que festeja los 100 años del surrealismo, Agulha revista de cultura, Brasil, 2019.
En la actualidad es miembro del grupo surrealista Agartha.