sábado, 21 de marzo de 2015

MUJERES DE LEYENDA




PANDORA

Por: Juana María Echeverri E.


Según Hesíodo, Pandora es la primera mujer, como Eva en la religión judeo-cristiana. Hefesto, dios del fuego, la modeló a imagen y semejanza de las inmortales, y obtuvo la ayuda de Palas Atenea, diosa de la sabiduría. 




Zeus ordena su creación para castigar a la raza humana porque Prometeo se había robado el fuego divino para dárselo a los hombres. Cada dios le otorgó a Pandora una cualidad, como la belleza, la gracia, la persuasión y la habilidad manual, entre otras. Pero Hermes, mensajero de los dioses e intérprete de la voluntad divina, puso en su corazón la mentira y la falacia. Según Los trabajos y los días de Hesíodo había una jarra que contenía todos los males, Pandora apenas la vio, la abrió y dejó que los males inundaran la tierra; para cuando logró cerrar la jarra lo único que quedaba adentro era la esperanza, por lo que los humanos no la recibieron. De este mito proviene la expresión “abrir la Caja de Pandora”.

En esta tradición Pandora representa la perdición de la humanidad al igual que Eva.
De acuerdo con otra tradición, la jarra contenía más bien todos los bienes, y Zeus se la entrega a Pandora para que se la regale a Epimeteo el día de su boda. Pero ella la abrió, imprudentemente, y todos los bienes se escaparon y volvieron al Olimpo, dejando a los hombres afligidos por todos los males con el único consuelo de la esperanza.

Epimeteo era hermano de Prometeo, Atlante y Menecio, hijo de Clapéto y Clímene. Cuando Prometeo engaño a Zeus y le robó por fin el fuego sagrado, estaba seguro que debía esperar un castigo. Por esto le prohíbe a su hermano que reciba regalos de Zeus. Pero Epimeteo, al ver la belleza de Pandora, no pudo contenerse. Epimeteo, entonces, es el culpable de las desgracias de la raza humana.


EL ORÁCULO, de Aníbal Núñez.

-¿Pandora volverá?
-Pandora vuelve:
polvo de plata esparce el viento
por bosques y abalarios.
                                   Un esquife resbala
por el lago inclinado:
                                   Otra especie
que se nos va: el saberlo
no oculta al sol: Que sea bienhallada
la hija de lo múltiple.
                                 Más cerca
ya el azul sin reproches, el todo sin dolor:
el paraíso
Nunca se hubo perdido. La memoria nos
                                sobra
cuando vuelve, regresa
la que sembró de mal el pensamiento.


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