El panteón de la mitología nahua tenía como dioses creadores, y por tanto principales, a Ometéotl y Omecíhuatl, padre y madre de los dioses, en realidad un solo dios con características femeninas y masculinas. Les seguían Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, creadores del mundo, y luego estaban Tláloc y Hehécatl proveedores de la lluvia y de la vida. Los Aztecas, respetuosos de los dioses patronos que encontraron en los pueblos conquistados, construyeron un templo especial para ellos al lado del templo erigido en honor a Huitzilopochtli. Por eso se dice que, al igual que los romanos, los aztecas realizaron un proceso de notable sincrétización durante su reinado, y con el tiempo aceptaron que todos los dioses propios y ajenos eran sólo expresiones o manifestaciones de la deidad principal más antigua: Ometeotl / Omecihuatl.
